El Odio Creciente en las Redes Sociales
Roberto Cardozo
Y Aquí Empieza el Abismo
Cuando me llegó una invitación para abrir una cuenta en Facebook, nunca imaginé lo que vería o leería alguna vez. En los cada día más lejanos doce años, cuando la red social estaba en inglés, solamente se podía escribir en el “muro” de nuestros amigos y había otras redes sociales en las que se compartía más contenido (Metroflog, Hi5, MySpace), por lo que esta nueva red social parecía no tener un futuro prometedor. Sin embargo, este fenómeno creció a tal grado que, cuando conoces a alguien en estos tiempos, una de las primeras cosas es preguntar por su “feis”. La mayoría de nuestros momentos están registrados en la red social, muchos de nosotros sentimos que ya no existimos si no compartimos nuestras acciones cotidianas.
Dentro de este movimiento, se ha dado cabida para toda clase de manifestaciones de ideas, incluyendo el plano artístico y habiendo cerca de dos mil millones de usuarios, es completamente probable que nos encontremos con manifestaciones que no nos agraden; como en mi caso, que no me gusta que la gente ande publicando cosas sobre religión y partidos políticos.
Estar detrás de un teclado, a kilómetros de distancia de nuestros contactos, nos vuelve valientes y bravucones. Las redes sociales no son más que un reflejo maximizado de la sociedad, de la doble moral de la sociedad. Todos publican lo que desean y piden respeto a sus publicaciones, pero en el anonimato intentan juzgan y reprueban aquello que no les gusta.
Es cierto que cuando uno se hace de una cuenta en alguna red social, acepta los términos y condiciones, también es cierto que constantemente se actualizan estos términos y condiciones, pero las condiciones reales terminan siempre rebasando a las ideales de convivencia en línea.
Cada día vemos más personas destilando sus odios en las redes sociales, sin fijarse que, en ocasiones, están ofendiendo a sus propios cercanos. Estos movimientos de odio hacia cualquier tipo de minoría se vuelva aún más vulnerable, todo partiendo de que nos sentimos protegidos por un cierto anonimato al publicar nuestros comentarios.
Este odio es lo que menos necesita nuestro país y el mundo en estos momentos, partiendo de la necesidad urgente de evitar escaladas de violencia en los años cercanos. Este odio nos está acercando cada día más a situaciones como las que se han vivido en los últimos días en los Estados Unidos, no está lejos el día en que alguien, cansado, se levante en armas contra la parte de la sociedad de la que considera que vienen los ataques.