Editorial

ROSARIO CASTELLANOS Y SU CONDICIÓN DE MUJER – A PULSO DE TINTA

ROSARIO CASTELLANOS Y SU CONDICIÓN DE MUJER

GABRIEL AVILÉS

A PULSO DE TINTA

presagiodemar@gmail.com

Rosario Castellanos, escritora chiapaneca que representa las cualidades de la mujer mexicana a través de la literatura, reconocida en México y también en otros países donde da a conocer su trabajo en revistas, periódicos, con cuentos, ensayos, poesía además de su labor docente, por todo lo anterior, es un baluarte de las letras hispanoamericanas. Nace en Comitán, Chiapas en 1925 y fallece en Israel, el 7 de agosto de 1974.

A través de su vasta se descubre la soledad y la rebeldía como una constante en su estilo literario; la ironía de ser, de pasar más allá de sus miedos e inquietudes, más allá de su frustración y confrontación a una cultura machista que gracias a mujeres como ellas, hoy, en nuestro país, el eterno femenino tienen voz propia.

La mujer es el centro del pensamiento y la obra literaria de Castellanos. Dirige hacia ella distintos tipos de perspectivas que pueden ser de ternura y compasión hacia las mujeres indígenas o las jóvenes de clase media o alta obligadas a permanecer en el encierro y a casarse con quien conviene a los intereses de la familia; o bien se burla de quienes, por comodidad o temor al cambio, admiten situaciones indignantes.

Su obra puede dividirse en cuatro etapas:

El denominado “Ciclo de Chiapas” donde se enfoca en describir las diversas problemáticas femeninas que existen en ese bello estado, principalmente, los problemas de los pueblos indígenas durante el periodo gubernamental de Lázaro Cárdenas.

El ciclo “De Ciudad”, ubicados en épocas más recientes donde Rosario Castellanos presenta, de manera irónica, una galería de personajes femeninos se bifurcan en diversas aristas.

Su obra poética, la cual nos permite adentrarnos a su mundo personal en todas sus manifestaciones y sus textos de ensayos y crítica literaria, los cuales son variados y con un sentir feminista en toda la extensión de la palabra.

En esta breve columna, me referiré a Rosario Castellanos como poeta, esa poeta que se confronta ante las metáforas como frente a un espejo que se desquebraja en cada verso para descubrir el interior de las imágenes hasta desangrarse así misma por medio de una lírica sin ataduras.

Cuando introduce su mundo personal logra avivar sus poemas: Y es ahí donde la mujer está presente en toda la dimensión del poeta; volviendo al poema reconocemos en la siguiente cita la coincidencia que hay entre Rosario, el poema y la mujer en continua e infinita soledad.

Rosario Castellanos, como poeta, va más allá de un mero enunciar el mundo, se sumerge en él y se rebela utilizando sus mismas armas. Hay que verla por lo tanto, como un poeta de este siglo que además es mujer. Bien escribe en un fragmento de su poema Autorretrato:

Prefiero estar aquí, como ahora, leyendo

y, si apago la luz, pensando un rato

en musarañas y otros menesteres.

 

Sufro más bien por hábito, por herencia, por no

diferenciarme más de mis congéneres

que por causas concretas.

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