De Arles a Bacalar
Fernando Cobos-Flores (Malix Editores)
A Través de la Pluma
La casa amarilla de Arles, fue para Vincent Van Gogh un intento trillado por congregar a algunos de sus colegas artistas en una locación de la campiña francesa. La pequeña residencia, si así se le podría llamar, estaría consagrada a la creación y contemplación, una pequeña comunidad de personas con distintos enfoques que pudieran enriquecerse mutuamente en su proceso creativo. Como bien sabemos, la historia no terminó bien, el único artista que pisó aquella casa además del mismo Van Gogh fue Paul Gauguin, y la convivencia mezclada con generosas dosis de ajenjo y otras substancias derivó en peleas, orejas mutiladas y un posible suicidio como desenlace de este utópico proyecto.
Inicio con esta idea pues el holandés no fue el primero en pretender un santuario para la inspiración, ni será el último. En días recientes, Mariel Turrent Eggleton y un servidor, recibimos la invitación para asistir a presentar nuestras respectivas novelas como parte de una pequeña gira de Malix Editores por el sur de nuestro bello Estado. La primera tuvo lugar en la reconocida Casa Internacional del Escritor de Bacalar, donde fuimos recibidos con mucho entusiasmo por una comitiva reducida, pero cálida. Esta era mi primera vez en dicho recinto, siempre sentí curiosidad por conocerlo, pues la creación de espacios como este, donde se busca inspirar a los artistas para estimular su creatividad siempre me han resultado un concepto magnífico. Por las historias que he escuchado deduzco que la Casa Internacional del Escritor de Bacalar tuvo su época dorada, en la que los cuartos eran ocupados por escritores prolíficos que iban y venían, compartiendo y creando.
Estando ahí Mariel y yo, no pudimos evitar pensar en ésta como nuestra propia casa amarilla de Arles. Obviando las substancias y mutilaciones claro está, pues por tormentosa que suene la historia de Van Gogh en Arles, ese fue su momento de mayor producción artística y, según algunos donde realizó lo mejor de su obra.
Aprovechando la hospitalidad de nuestro ilustre anfitrión, el Maestro Ramón Iván Suarez Caamal, durante un sabroso desayuno le compartimos nuestro deseo de organizar una especie de retiro literario durante el mes de octubre, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Quintana Roo, a la cual Malix Editores está invitado como ponente para hablar sobre los sinuosos caminos de la autopublicación. Este retiro literario busca convocar a nuestros talleristas, así como cualquier otro entusiasta literario, para aprovechar la belleza que la laguna de los siete colores tiene para ofrecer, y a su vez tomar un taller en la reconocida Casa Internacional del Escritor de Bacalar, así como participar de la FILQR, y porque no, aunque suene pretencioso, formar una agrupación como la que Van Gogh no pudo formar, que no se encuentre sujeta estrictamente a un espacio físico, que pueda encontrar inspiración no solo en los girasoles, sino también en los lirios, y a través de la creación literaria se pueda inmortalizar en la memoria colectiva, trascender más allá de las utopías artísticas que nunca fueron.
