LAS MANIJAS DEL TIEMPO
A PULSO DE TINTA
GABRIEL AVILÉS
presagiomarino@hotmail.com
Para mi querido maestro Jorge Álvarez Rendón por su cumpleaños.
Me disipo en las manijas del tiempo, como otros, como todos, como el caído ante la perversidad de una página que acumula ideas no confesables mientras nirvanas cuánticos aíslan mis elegías mal llamadas lamentaciones hasta asirme al ovillo de un tango sin memoria, a esa nota que nunca fui ni seré.
Me desintegro en llamaradas de una símil galaxia, mi cuerpo, nebulosa cubierta de lirismos, abrazado por un desvalido padre y una amante mulata, quien espera en el puerto de los decibeles a su padre, así, cumplir como las hijas de Lot hicieron por mezquindad y un sórdido deseo de tener hombre entre su pelvis.
Hemorragia interna, mi epitafio, siempre amanerado por ángeles en copulación a pesar de saberse inhumanos y con el eufemismo de las llagas mientras calles acuchillan mi carótida con navajas de segundos. Centésimas de eras evocan mi lado femenino, soy el Ying y el Yang en el plenilunio de este Bing Bang sin jerarcas.
Relojes se disparan contra el suelo, muñecos de guiñol apresuran la horca, mostrándose en un reality show donde el protagonista es un sujeto con el chip del indigente en crucifixión. Ningún designio se detiene y las termitas carcomen el simple tic tac de la indiferencia. Calendarios procrean la hibrida ausencia mientras el oráculo de los telediarios avizoran el fin del universo.
Noticia de penúltimo minuto, me autoexilio en la esquizofrenia, ahí, de manera post mortem, libero al pasado del presente y el presente se trasmuta a la pesadilla de un mundo que vive al azar y no bajo la tutela de un cronómetro olvidado por Dios en un futuro enclaustrado en la absurdez de la ceguera y un atemporal código Morse que comparto con la asfixia del hombre con barba que llora sin saber por qué.