LO ABSURDO DE LAS TRADICIONES
ROBERTO CARDOZO
Y AQUÍ EMPIEZA EL ABISMO
Cada año, en estas fechas tan importantes en casi todo el mundo, que van desde la celebración del Halloween hasta el año nuevo, se renueva el debate por las tradiciones y la conservación de las mismas. Sobre todo, en las redes sociales, las benditas redes sociales, podemos leer comentarios en los que se exaltan un supuesto amor por conservar las costumbres a las que nos sentimos arraigados.
Por una parte, es muy importante sentir un arraigo que nos permita evaluarnos y evaluar nuestras vidas para tener parámetros sobre los avances o retrocesos que vamos teniendo a lo largo de las mismas. Pero no podemos sentarnos a esperar a que las viejas tradiciones se mantengan inamovibles a lo largo del paso del tiempo. Los hábitos sociales son dinámicos y los cambios suelen estresar a muchas personas, ya que no logran dinamizar también sus mentes y terminan odiando a las nuevas generaciones por hacer cosas distintas.
Tenemos que reconocer que las sociedades se van marcando por la historia, pero también a partir de ella van modelando sus formas de conformarse, dando como resultado nuevas fórmulas que inciden en las prácticas que solemos llamar tradiciones. En este sentido, pude notar cómo cambió, por poner un ejemplo, que las personas pasaran de tomar pozole en la milpa, a llevar su refresco embotellado. Fui testigo de cómo mi abuelo pasó de llevar un pan a llevar su “paquetín” de galletas cuando se iba a trabajar.
Pasa lo mismo con la celebración del día de muertos y las celebraciones relacionadas. Las generaciones viejas crecimos con una manera de expresarlas y los más jóvenes están teniendo nuevas manifestaciones de las tradiciones. Entendámoslo, no podemos evitar estos cambios, aunque nada nos impide quejarnos y decir que los tiempos pasados fueron mejores.
En este sentido, encuentro absurdo intentar mantener las tradiciones, cualesquiera que sean, porque finalmente van a terminar modificándose. No hay nada mejor que adaptarse a los cambios del tiempo y evolucionar con los mismos. Bueno, también disfruto mucho de agitar mi bastón virtual cuando despotrico en contra de las cosas que hacen los jóvenes y que en mi época fueron impensables.