Al dejar la prisión, el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, acusó a la justicia, la policía y al estado brasileño de intentar “criminalizar” a la izquierda.
Aseguró que los 580 días que ha permanecido encarcelado en Curitiba por una condena de corrupción no han sido en vano.
Afirmó que seguirá luchando por el pueblo.