COINCIDENCIA
ALEGRÍA AGOSTO
PEDAZOS DE MÍ
Sin permitir que emerja el llanto, caminé con la luna en los bolsillos, me abrazaba el desconsuelo propio de un corazón contrito, porque no hay nada más triste que tragarse el sentimiento.
Como signo de buena suerte, la mirada se involucró con tus ojos vivarachos y cual polvo de estrellas enamorado me prendió; Las noches oscuras y abatidas permutaron al arpegio que restaura inmenso atalaya.
Tu mirar en riesgo y tu piel bronceada cedieron paso al ensueño más excelso que nunca antes había persistido. En un instante los abrojos fieles discreparon y a mi alma consumida le llegó señal de mudanza.
Ese amanecer, mi ímpetu fascinado con tu risa hizo para vasto espacio por un lecho al que la soledad lo sacudía. Ya no quiero dormir baldía en mi aposento, tu figura integra a manera de embrujo, me dejó vestida con tus iniciales para coronar embelesadas mi cobijo con extensiones al centro y filo de mi sangre.
La señora de círculos idóneos que había sido, por ti pasó a ser esa muchacha de lágrima inconclusa, pues lentamente te fuiste metiendo en lo insondable, como tizón de fuego abrazador que al contacto con los poros febrilmente atraviesa y prende.
Con el número siete se inauguran la expiación y el castigo, si son siete las letras para designarte.
De sol a sol reclamo tu presencia y emerge decidida con la infinita cadencia de una fiebre que pide al cielo este romance para beberme tus besos y saborear el viaje de amalgamas como la consagración o quizá un milagro en la locura.