Navidades y Soledades
Roberto Cardozo
Y Aquí Empieza el Abismo
En estas épocas se llenan los albergues, mañana deben llegar algunos a internarse -Me comentó Henry, un voluntario del albergue al que fui a hacer unas entrevistas y grabar algunas tomas en video. También me comentó que sabe de personas que comenten delitos como robos con tal de que sean arrestados y encarcelados para poder pasar estas épocas navideñas con alguna compañía, porque es la única manera de que puedan tener acceso a algún tipo de celebración de la temporada.
Es bien sabido que el ser humano es gregario por naturaleza y que se mueve en círculos sociales que le permitan una identidad y sentido de pertenencia. A esto tenemos que sumarle que los medios de comunicación y las campañas publicitarias nos veden la idea de que esta temporada es de completa felicidad y de reuniones entre amigos y familiares.
Partiendo de esto, si sabemos que algunas personas, por los vericuetos de la vida, se van quedando sin el núcleo familiar ni de amistades que le permitan sentirse parte de un círculo y que la soledad es una loza muy pesada para las espaldas de los solitarios.
En esta necesidad de afecto, los seres humanos somos capaces de hacer cualquier cosa, algo que no debe asustarnos, debido a que son estos estímulos los que nos llevan a reunirnos.
Cuando nos reunimos en grupos sociales, es normal sentirnos protegidos por el mismo grupo; en contraparte, la soledad, que deja una sensación de vacío emocional y desamparo. Incluso esa sensación de desamparo, si se maneja de manera adecuada, podría ser conveniente para algunas personas. Sin embargo, la publicidad, las redes sociales y la misma sociedad en general, se han encargado de vendernos la idea de que en estas fechas tenemos qué reunirnos con la familia y los amigos, poniendo en nuestras cabezas la idea de que necesitamos esas reuniones para hacer frente a la soledad. En este punto regresamos al inicio en el que hay personas que por distintas situaciones no tienen acceso a este ideal que nos han enseñado desde niños. Esta necesidad es la que nos lleva a buscar alternativas que suplan las carencias, sobre todo cuando se agudizan si estamos en situación de desventaja social.
Es por eso que se hace necesario voltear nuestras miradas hacia ese sector de la sociedad que solemos ignorar, aquellas personas que no están dentro de nuestros estándares de una sociedad regularizada por un sistema que excluye aquello que rompe con la normalidad.
Es muy fácil mantener los ojos cerrados hacia estos sectores, decir que probablemente se merecen la vida que tienen y que no son nuestra responsabilidad. Todo esto es muy fácil, pero si nos deseamos lo mejor entre nuestros amigos y familiares, si le deseamos una feliz navidad o un próspero año a los desconocidos en la calle, por qué no hacerlo con las personas en desventaja social.
La invitación es a dedicar un tiempo para la reflexión y un tiempo para brindar un poco de esperanza a las personas que lo necesitan más, aquellas que viven en abandono, no necesariamente físico.