ATEÍSMO
ROBERTO CARDOZO
Y AQUÍ EMPIEZA EL ABISMO
– ¡Dios te bendiga! -me lanzó a la cara, a sabiendas de que soy ateo.
Él se sintió muy chistoso y ocurrente, pensando sobre todo que me molesta cuando mencionan a Dios. Tengo que confesar que durante varios años, sobre todo en mi juventud, pasé del enojo al menosprecio, en ocasiones al revés, respecto de las personas que son creyentes; sin embargo, ahora simplemente he entendido que todos necesitamos creer en algo y muchos eligen la vía más fácil y la más transitada: la religión.
Esto toma mayor relevancia en estos días, cuando comienzan las preguntas como por qué asisto a las fiestas navideñas si no celebro la navidad, por lo que me puse a reflexionar sobre estas celebraciones que tienen su origen en la tradición judeo cristiana.
Es cierto, no soy creyente, pero asisto a las reuniones a las que soy invitado, todo esto porque no me interesa el motivo de las fiestas, sino la dicha de poder compartir momentos agradables con familiares y amigos. No veo por qué, una persona que no profese ninguna religión o creencia, tenga que menospreciar las de los demás. Cada vez que me encuentro a un ateo con estos comportamientos, solamente puedo pensar “pinchi pendejo”, aunque, ojo, un creyente menospreciando a alguien que no lo es, se pone al mismo nivel de pendejez.
No veo por qué no se pueden disfrutar de las reuniones sin que importe el motivo. Tampoco es para que estemos señalando que los creyentes se olvidan que el día de la navidad se celebra el nacimiento del personaje más importante de su cosmogonía y sistema moral, ya que esto lo hacen día a día, dejando en un segundo plano de relevancia el hecho de que suceda lo mismo en este día tan especial para las doctrinas cristianas. Así que, dejemos de pensar en las nimiedades, no hay nada como entender que cada persona tiene que encontrar su sistema de creencias aunque sea distinto al nuestro.
Lo que debe prevalecer, no sólo en estas fechas, es el espíritu de la solidaridad, de la comprensión, de la empatía, que es lo que hará que las personas puedan convivir con la paz que todos nos merecemos.