¿Blue Monday, todos los lunes?
Roberto Cardozo
Y Aquí Empieza el Abismo
El Blue Monday, que este año fue fechado este lunes 20 de enero pasado, está basado en una fórmula poco clara en términos matemáticos, falaz y carente de un sentido estrictamente científico. Sin embargo, es real que en las cuestas de enero, más allá de lo económico, también comenzamos con la carga de los propósitos no cumplidos del año pasado y con la de los que nos vamos dando cuenta que no cumpliremos este año. Todo esto en un marco siempre de falacias para sentirnos bien, como parte de una sociedad que, en lugar de incluirnos, pretende devorarnos y devorar nuestra individualidad.
Y es que la sociedad, desde niños nos va imponiendo estándares mediante presiones mediáticas, a la que poco a poco vamos cediendo. Toda esta carga, en algún momento de nuestras vidas, si no aprendemos a soltarla, nos va convirtiendo en una especie de personaje que enmascara a quien realmente somos.
Cuento esto, porque en estos días he notado cómo varios amigos y conocidos pasan por problemas de identidad y frustración por las vidas que llevan, a la que han sido orillados por las circunstancias familiares y de su entorno inmediato; presiones que se ven acentuadas por las fechas y por el reconocimiento de que las expectativas no serán cubiertas.
Cuando aprendemos a romper con las presiones sociales, probablemente llegaremos a sentir que las personas se alejan de nosotros, aunque somos nosotros alejándonos; se siente la incertidumbre por atisbar a un horizonte que promete, en la mayoría de los casos, una caída libre. Es donde empieza el verdadero conflicto, el que nos hace tener que decidir entre ser nosotros mismos o continuar siendo lo que la sociedad quiere que seamos.
En cualquiera de los casos, lo que debemos tomar en cuenta, es la capacidad que tengamos para adaptarnos a las situaciones y, en todo caso, para ser felices ante cualquier panorama que se nos presente o hayamos elegido. Al final de todo, la búsqueda es sobre la felicidad y cuando se trata de esto, cualquier elección será la adecuada.
Claro, seguir lo que dictan los demás no es la mejor elección, ya que nos aleja cada día de ser quienes de verdad queremos ser, llevándonos hacia abismos existenciales poco propicios para la búsqueda de la felicidad. Comodidad no necesariamente significa felicidad, lo que invariablemente nos llevará a un estado permanente de estrés y depresión, sin importar que sea o no, un Blue Monday; quizá todos los lunes sean azules y no nos hemos dado cuenta.