RADIOGRAFÍAS
Una inclemente realidad a través de la fotografía de Susana Casarin y el caligrama de Raúl Renán
NORMA SALAZAR
No veo más que desde un punto
pero en mi existencia soy mirado desde todas partes.
Tener una aguda mirada cede detalles que no se logran captar a primera vista, al fin y al cabo la narrativa de la fotografía e imagen poética; esos retratos son los que cuentan y que deben ser encapsulados en un instante riguroso. Este lenguaje visual muy dinámico abarca el auténtico expresionismo espectral; la conciencia escénica, ésta mirada implacable a la realidad. Los reconocimientos de sus memorias con sus archivos. Significado de la dimensión de los objetos, la vida misma que nos impacta en cada imagen capturada provocando fuerte golpe a nuestros sentidos. La relación que se construye El edén de las ánimas de la fotógrafa Susana Casarin y el poema visual o mejor dicho el dibujo poético Muerta de Juárez del poeta Raúl Renán en éstos casos, encaran sus trabajos artísticos para explorar desde su óptica intima al personaje y, como “fijan el clímax escénico donde ajusta la arista de su óptica-palabra con aquellas historias”. La mirada del OTRO en su presencia/ausencia. La fotografía y el poema visual son la excepción a un llamado de ATENCIÓN-ALERTA; UNA CONDENA a la permanencia de ver el espejo crudo y lacerante de estos dos artistas humanistas que no cierran los ojos. El edén de las ánimas una foto que relata la otra microhistoria de muchas catarsis luctuosas; un cuerpo postrado a ras de suelo, inerte, tuvo voz en su tiempo ahora cubierto con tan solo una sábana. ¿Dónde el tiempo se detiene?, ¿En qué instante muere una sonrisa? ¿Qué hogar quedo vacío por otra ausencia irreparable? ¿Cuál era su nombre? ¿Quién le arrebato su respiro? Afirmaba el escritor portugués José Saramago en su libro Ensayo sobre la ceguera.
“Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos. Ciegos que ven. Ciegos que, viendo, no ven” ambas disciplinas nos hacen reflexionar en específico su trabajo, sobre ciertos avatares en éstas últimas décadas, asimismo cavilar estos tiempos como una línea infinita, déjeme enfatizar amable lector; la fotografía de Casarin perpetra un acto excepcional, su objetivo fotográfico está sentenciado a una constancia, un referente de cierto momento, lo sella con su cámara y permanecerá amigos lectores en una eterna imagen fija el “spectrum”, sí, la mortandad. Este tiempo con su huella a cada instante, en cada hora, minutos, segundos digieren, atrapa la inmovilidad última, aquél instante raptado en que todo extingue sin olvidar la forma de cómo nos automatiza. Casarin en su fotografía El edén de las ánimas captura el sujeto para confirmar su objeto, ella no quita ojo y constituye el acto exhibir espontáneamente al otro ser de objeto, el otro protagonista perpetuo que lo transforma en una imagen con una propia voz/presencia. Concluye en una teatralidad lúgubre su instante fotográfico tiene una expresión que pretende ofrecer el universo al que perteneció, estuvimos aquí, fuimos actuales.
Para el poeta emeritense Raúl Renán su caligrama notable Muerta de Juárez recapitula una alteración dramática, a causa del momento y espacio con su escritura acude a encabalgar los versos con temas de angustia, impotencia específicamente a un grupo de mujeres y su proceso que culmina con la muerte. No puede evitar lo lacerante del suceso, como ser humano y cuantimás como un artista humanista, retoma el dibujo poético va armando como si miramos un caligrama de Guillaume Apollinaire sin olvidar al padre del psicoanálisis Sigmund Freud en “El Yo y el Ello” describe la forma que conlleva el efecto “El Yo se apodera por identificación de todos los objetos que ha de abandonar y “Se ofrece al Ello para compensar la pérdida experimentada”
El arte de la poesía en este segundo punto de análisis es una potestad destacable para escribir temáticas escrupulosas y difícil de comprender en una primera lectura en este caso la muerte una pérdida que lacera los sentimientos más frágiles del ser humano. La muerte hace que perdamos la compostura, es algo incontenible. Entonces existe la palabra, el poeta grita lo observado, Renán se cuestiona y expone ¿Por qué la muerte? Porque es lo extremo, mira porfiadamente los mausoleos vivos de la muerte, los hace evidente. Vida y poesía se entrecruzan, poetiza la irrupción de lo aciago, del daño físico y el de la expiración. El maestro Renán encontró esas imágenes caladas que trasladan de forma consciente a cada una de esas víctimas fenecidas en iconografías clásicas religiosas como se puede apreciar en Muerta de Juárez una aproximación con la imagen de la virgen de Fátima, cuyo grafía inmaculada construye una evidente discordancia con el título y su contenido semántico del poema, aquí, como la fotografía de Susana Casarin también un título contradictorio de su imagen captada por todos esos elementos que se ven en su fotografía, pero, tanto como Casarin y Renán muestran un claro espejo de todas esas mujeres anónimas que han sido privadas de su vida.
“atadas, violadas, penetradas con arma de muerte, sangrentadas, hoy huesos bajo tierra común y por nombre común conocidas Muerta de Juárez”´
La fotografía de Susana Casarin y el poema/caligrama visual de Raúl Renán difícilmente se pueden separar, existe un claro reflejo de lo que sus trabajos visuales comunican tienen objetivos directos: tema, personajes, su tiempo actual que notifica los hechos reales de ciertas conductas de una sociedad que demuestran sus conflictos y vicisitudes. Termino ávidos lectores con estas dos imágenes tétricas, no perder de vista su preocupación latente en la fotografía y la poesía visual para estos dos artistas que matizan una marca azarosa de este siglo, en él se ha apremiado una insondable violencia que se ejerce contra las mujeres en los últimos años. La sociedad ha protagonizado protestas, ha tomado las calles para visibilizar este clima de terror poner con énfasis que terminen los feminicidios, secuestros, infanticidios, violaciones, asimismo hace falta más políticas públicas, a las nuevas generaciones hay que recordarles una educación con valores y principios; fortalecer los Derechos Humanos. No podemos como sociedad acostumbrarnos a observar, leer y vivir con violencia. No podemos seguir con una descomposición del tejido social. Las artes humanísticas son el reflejo de nuestro acontecer cotidiano Susana Casarin y como lo hiciera poéticamente Raúl Renán exponen su manera de visibilizar y protestar en cierto modo lo que viven, encierran todas las palabras a través de la fotografía y poesía dan significado y sentido a un medio ambiente, los seres humanos necesitamos expresar lo que sentimos, pensamos y que mejor a través de un dibujo, escultura, pintura, fotografía; el habla y la escritura.
FOTOGRAFÍA: El edén de las ánimas/Susana Casarin
Muerta de Juárez/Raúl Renán