Editorial

RADIOGRAFÍAS – El juramento existe a ras de la extensión

RADIOGRAFÍAS

El juramento existe a ras de la extensión

NORMA SALAZAR

 

Amable lector, hoy déjeme recomendarle una lectura plácida en estos días de guardar, donde podrán deleitarse con una novela corta que no abusa con tantas intrigas, filiaciones emblemáticas y acontecimientos específicos entre páginas; a ras de otra superficie cohabitan resquicios mundanos que no se confinan a lo perceptible, lo evidente y, por supuesto sensible, el ser humano como es un ser vivo tan complejo. Me refiero a la última publicación literaria del maestro Ignacio Solares, El juramento a cargo del sello editorial Alfaguara: compuesto por 23 capítulos que leemos como un desahogo de momentos eminentes a través de éstos breves relatos enmarañados una necesidad y hasta cierto punto de obsesión por narrar detalles de incuestionables épocas con sus avatares que rodean a algunas sociedades. Sí, una novela corta pero no por ello deja de ser aguda con santiamenes decisivos de cavilación y exámenes para no dejar de lado que la vida en provincia logra grabar un destino de vida, el periodista cultural Solares retorna a sus héroes que adiestran los excesos de seres poseídos por el alcoholismo y deliran lo sobrehumano; confrontan a un precio muy alto aquellos placeres prohibidos en un mundo terrenal de hipocresías y sometimientos. El protagonista, un joven del norte de la República Mexicana para ser exactos del estado de Chihuahua, Luis un joven inquieto, ducho para los garrotazos y malísimo para dar porrazos de toda índole de inmoralidades, debe tomar una decisión, ya que está próximo a terminar sus estudios preparatorianos, conjuntamente con las presiones de su propia familia de elegir su futura profesión o mejor dicho su destino “¿no dices que te vas a meter al noviciado?” Cuando en su ámbito cercano de amistades lo asfixian surge en un clímax que cambiará el cauce de su vida; aparece Alma una enfermera hermosa, déjeme ser enfática, el nombre de la coprotagonista del juramento un nombre certero y audaz que bautizó el narrador Solares como símbolo, el otro péndulo de la ponderación que será un eje preceptor para asombro de Luis, ella una mujer con 24 años autosuficiente que vive sola, diestra en el universo de los mayores sin ofuscaciones ni imputas es una mujer que tenido experiencias sexuales no deja sus ideales concerniente a la religión y fe. Es ahí, donde Luis empieza a explorar las paradojas espirituales de San Ignacio de Loyola, ella, lo encamina a otro forma de observar el mundo y comprenderlo mejor, descubre la realidad ilusoria que sólo es un espejismo simple. Una astilla en esta historia es cuando Luis se revela; el amor y deseo son reconcomios muy obscuros e infiere que la religión y la vida espiritual también tienen sus bemoles, como afirmaría Georges Bataille

                  “La carne es en nosotros ese exceso que se opone a la ley de la decencia.

                  La carne es el enemigo nato de aquellos a quienes atormentan la prohibición

                  del cristianismo; pero sí, como creo, existe una prohibición vaga y global

                  que se opone, bajo formas que dependen del tiempo y del lugar,

                  a la libertad sexual, entonces la carne es la expresión de un retorno

                  de esa libertad amanezante”

La religión y la vida espiritual nos lleva a la indistinción de escenarios o pensamientos disimiles, en estos puntos solemos engañarnos porque continuamente el ser humano busca fuera un objeto del deseo. Religión y vida espiritual son contextos con directrices propias, es decir, creer en Dios por voluntad propia como conducirse en la iglesia sin imposición. Así, entre estos dos personajes surgen la sensualidad y el espíritu es un opuesto entre ambos; asimismo es una novela con un trípode, El juramento nos lleva a una travesía de exuberante paisaje como la sierra de Chihuahua y los inescrutables sigilos del destino personal o apreciable lector, si gusta, trastoca una acontecimiento noctámbulo, atrevido y llevar el corazón en la mano que adjudica los magnos con los nimios misterios nos brinda un relato que no pueden disipar ateos ni creyentes “todos tocaban el tema religioso y creo que algunos no hacían sino confundirme más”

Sus obsesiones literarias del autor que transporta un alto nivel imágenes con secuencias lineales donde entrelaza microhistorias y focaliza aquellas vivencias como su personaje Luis, joven norteño quien está a punto de graduarse en el nivel medio superior; se acerca el momento para definir su profesión, su vida laboral y por otro lado la decisión familiar que desea ejerza el sacerdocio como carrera profesional, pero el ve más allá, a través de sus lecturas sueña y reflexiona de estas ilustraciones literarias: Graham Greene, Thomas Merton, el Maestro Eckhart donde él tiene un conflicto íntimo por la idea de que coexiste un Dios particular que se lo hace saber su guía espiritual el padre Blanco, por esta motivación le exhorta recorrer la sierra Tarahumara. Es un autoexamen donde se reflejan los espejos de toda tentación, el alcohol, el sexo, la lucha contra las culpas, la justicia social y la existencia de otros mundos que cohabitan en este universo. Al reintegrarse a la ciudad Luis vuelve a percibir confusiones que lo acechan contantemente y cavila una muy sólida el de renunciar a su castidad. No dominó sus deseos en su estancia en la sierra sino por destino, a causa de un intenso dolor de apendicitis que lo llevo a ingresar a un hospital, es allí, un antes y un después porque conocería a la que lo sedujo, Alma unos años mayor que él, donde le muestra otro mundo. No hay destinos delineados, reitero, en otra de sus novelas destacables, me refiero a No hay lugar (Alfaguara, 2003) el personaje del padre Lucas Caraveo navegan en dos ríos opuestos de la vida, ambas historias existe una fuerte conexión entre las fibras del origen de Cristo y de la Iglesia, va más allá, a todo lo reflexión conexa a la muerte y al papel del duelo en cada vida del ser humano, mientras El juramento con nuestro jovial Luis está focalizada la historia en aquél santiamén donde existir reclama tomar las iniciales medidas que llevarán responsabilidades futuras de supervivencia. Esta corta novela muy factible de digerir nos hace pensar en los disimiles dogmas, la razón de fe que muchos seres humanos abrazan; su fina pluma de Ignacio Solares es terminante con una soltura de profundidad El juramento una novela corta transparente y lacónica que exhibe con luminosidad los trances que exteriorizan a sus protagonistas que confrontan sus abismos, éste joven de 18 años que vive en el hábitat provinciano se confronta con su otro YO empapado de dudas por su vida, la vida cotidiana con sus abrumadores mosaicos pero asimismo FIRME a través de su lectura e influenciado por Chesterton. Termino ávidos lectores a manera de moraleja

                  “… todo es más sencillo de lo que parece, por eso oí la voz como si me la dijera  

                  un amigo que me susurra «haz lo que quieras» y siempre me tendrás

                  de compañero…”

Una novela de trama corto donde leemos aquella primera juventud para luego tomar la mejor decisión posible que será su vida adulta.

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