Cuando Lleguemos Al Límite Moral
Roberto Cardozo
Y Aquí Empieza el Abismo
Ante la incertidumbre de la época actual, a partir de la pandemia que continúa golpeando globalmente a la humanidad, misma que tiene elementos que la hacen única, trágica y que nos pone ante una perspectiva desconocida del futuro, será común que las personas no vayamos sintiendo desorientadas y angustiadas conforme vayan pasando los días. Con el anuncio de la fase tres de la pandemia, las medidas de seguridad tomadas por las autoridades en todos los niveles de gobierno se vuelven más restrictivas y, como siempre, terminan perjudicando a los sectores más vulnerables.
Esta sensación de incertidumbre no es gestionada de la misma manera por todas las personas, sobre todo porque las noticias, incluso en forma de chistes gráficos o memes, siguen siendo nada alentadoras; por lo que, con el paso de los días, si le sumamos a esta incertidumbre el desempleo, las necesidades crecientes y la desesperanza generalizada, el ambiente social se verá ennegrecido cuando choquen estas necesidades con el límite de la moral.
En estos días se han empezado a escuchar casos en los que detienen a personas en los alrededores del mercado municipal en su intento por sustraer un poco de frutas. Los asuntos no han pasado a más, quizá por la comprensión de las autoridades, que, después de una amonestación verbal se les permite retirarse con el hambre aún apretando fuerte el estómago.
¿Cuánto tiempo pasará para que el hambre nos haga empezar a buscar nuevas formas para obtener comida, que vayan al margen de la legalidad y la moral? ¿Cuánto tiempo pasará para que los miedos se vean rebasados por las carencias?
Veo un panorama poco alentador en este sentido, con un crecimiento exponencial de los robos por algo que debería seguir siendo un derecho humano, que solamente se verá paliado por la acción de la misma sociedad organizada para que las redes ciudadanas sean quienes rescaten y mantengan el tejido social lo más firme posible, ya que las medidas de las autoridades no atienden una realidad que pareciera ajena a los responsables de llevar las riendas de nuestro país, nuestro estado y nuestros municipios.
Con la acción rápida y organizada de la sociedad, se podrá paliar una parte de la escasez que asoma su tenebroso rostro en la negritud del futuro próximo, pero esta acción debe estar sustentada sobre bases emocionales fuertes ya que la crisis que se acerca afectará a todos los sectores, pero es momento de mantenernos firmes para poder servir de apoyo a quienes lo necesiten.
Hay un límite moral que poco hemos visto quienes somos privilegiados en esta pandemia porque estamos más preocupados por cosas que probablemente sean nimiedades y que los vulnerables tampoco han visto, porque cuando hay hambre se nubla la vista y la conciencia.