CUESTIONAMIENTO
ALEGRÍA AGOSTO
PEDAZOS DE MÍ
¿Cómo eres me preguntan?
Hago gala con tu efigie, estás aquí y no estoy triste.
Eres como dulce veneno que incita a la pasión prohibida y poco a poco se ha convertido en mi adorable tormento.
Tú eres la causa de lo que siento y cuando de cerca te miro, es como giro que me aparta de los celos y del miedo.
Quizá prefiero mirarte y grabarme tu figura para qué en noches de insomnio, tus formas en la memoria sean boleto a la gloria.
Tu mirada indiscreta, tu boca que me enloquece, encienden el deseo loco, sin miedos y sin abrojos.
Me cuelgo a tu espalda con un soberano riesgo que en ese preciso momento desboque el efecto de creer que soy tu dueña y ganarme el premio de la copa de tus besos.
Óyeme qué hablo en serio, sin lágrimas ni suspiros, a voz de pecho te digo que este amor que por ti siento, es el primero que late y me deja indefensa, ante la fuerza de tus cálidas ternezas y lo hace evidente, ante Dios y ante la gente.
Confieso que contigo no habrá quejas, ni sospechas de querellas, sólo pequeño intento para que seas mi prisionero.
No quiero que te sientas obligado de darme lo más deseado, será un obsequio tuyo en satisfacción mía.
Más si es amor que me tienes, no pondrás objeción de comerme la manzana y poseerte sin ninguna condición.
No existe en mi vida nadie a quien ame como a ti, de ésta leve manera no hay quien me deje satisfecha en las cosas del amor.
Tienes en tus manos mi esperanza, en tu pecho de truhan y tus labios jugosos son la cuna de mis gozos.
Ya no hay dudas ni los absurdos recelos, ahora sé que me quieres y que yo te pertenezco, aquí en la sagrada tierra y en el divino azul cielo.