RADIOGRAFÍAS
Una relectura a la novela To kill a mockingbird de Harper Lee
NORMA SALAZAR
En estos tiempos truculentos del siglo XXI, la mayoría de las naciones ha sufrido las consecuencias históricas del racismo, clasismo, discriminación, violación a los derechos humanos y otras circunstancias en contra de la humanidad y todo ser vivo de este mundo contemporáneo. Hoy, señalaremos algunas reflexiones sobre estos temas cruciales y penosos acontecimientos para este trabajo literario y meditabundo que nos ocupa en nuestros tiempos actuales, tendremos que retroceder algunas décadas para focalizar una de las novelas más sobresalientes de la literatura en los Estados Unidos y también para la literatura universal me refiero a To kill a mockingbird, (1960) escrita por Harper Lee, su libro tuvo merecedores reconocimientos y premios como el Pulitzer en el año 1961. En tiempos no muy lejanos manifestó una contundente denuncia social que se vivió en los Estados Unidos con sus distintivos personajes emblemáticos; ésta narrativa conlleva un trasfondo racial asociado a los prejuicios sociales To Kill a mockingbird tiene asimismo el clímax de injusticia social discutible.
Leemos y releemos en cada capítulo del libro los límites sobrepasan la cordura de sensibilidad entre los seres humanos lo observamos en ese ambiente geográfico-literario-social que vive el personaje Tom Robinson, tiene todo en su contra un hombre de tez negra acusado de violar a Mayella Ewell mujer de tez blanca de la Ciudad de Maycomb, Alabama al sur de la Unión Americana. Todo lo que sobreviene en esta relatoría también es vivido de forma externa, es decir, espectadora y observado minuciosamente por una inocente niña con tan solo seis años de nombre Jean Louise Finch, en este drama conocida como (Scout), hija de Atticus Finch, abogado que defenderá como abogado a Tom Robinson. Como todo infante goza y vive su infancia en compañía de su hermano Jem y su amigo Dill estos personajes van apareciendo en el momento indicado de la novela en sus dos partes reveladoras con sus momentos disimiles estereotipados. Esta obra literaria expone las problemáticas debatibles como la violación y desigualdad racial, déjeme ser enfática, es dura la realidad pero no pierde los momentos sutiles el sentido de humor y calidez de convivencia familiar de un padre viudo con sus hijos con su entorno social, religioso; la historia también presenta la moralidad del ser humano en éste caso recae en el personaje Atticus Finch, un claro ejemplo de ser un padre íntegro y respetado entre el ámbito de abogados.
“Prefiero que disparen a las latas vacías en el patio trasero,
pero sé que ustedes van tras los pájaros. Dispara a todos
los pájaros azules que quieras, si es que les puedes acertar,
pero recuerda que es un pecado matar a un ruiseñor”
Como era de esperarse Atticus debe afrontar los prejuicios y ataques de sus vecinos blancos por defender a un hombre que no es de su mismo color de piel, sus hijos también sufrirán los ataques y acosos por sus compañeros de escuela. Amable lector no debemos perder un punto crucial referente al personaje de Atticus Finch pues sólo es una quimera del heroísmo racial para nuestra autora Lee.
Ahora bien, diversas líneas se entretejen en esta historia la prioridad alarmante de aquellos años muy evidente que es el racismo y todos los prejuicios en contra de la gente afroamericana que se extendió el todo el territorio Sur de la Unión Americana. Segundo planteamiento literario es el inicio por la lucha de todos los derechos civiles, la lucha por la igualdad que estaba liderada por Martín Luther King Jr. Tercer concerniente To kill a mockingbird es una novela de formación, es decir, su protagonista va trazando la niñez a la madurez entre sus etapas de la adolescencia, juventud que marca sus lecciones, aprendizajes de los acontecimientos drásticos que le tocó vivir en su lugar de origen. En este sentido la novela por supuesto muestra una pérdida drástica de la inocencia de Scout por convivir aquellos incidentes relacionados con el juicio y posterior ataque y desgraciadamente la muerte de Bob Ewell. La narración totalmente con una sensibilidad y complejidad humana escrita en primera persona desde la perspectiva de Scout. Lee utiliza la analepsis que rompe todo orden cronológico de la narración y retorna al pasado, sí, es evidente es una novela autobiográfica. Harper Lee nació en el Sur y quedó huérfana muy niña, su padre fue abogado del pueblo, por ello, no es de sorprendernos, la profesión de su padre la transcribe en esta historia muy latente. Su padre defendió a dos hombres negros y el personaje infantil Dill adentro de esta historia es un matiz de su verdadera vida infantil, aquella amistad de niñez la compartió con el escritor Truman Capote. La escribió de forma más sencilla, directa y honesta con un ritmo hasta cierto punto ágil. Por ser tan factible fue adaptada para ser llevada al séptimo arte con gran éxito y también fue puesta en los escenarios teatrales.
Otro punto que no debemos perder de vista es que Estados Unidos a través de toda su historia es un país que se encuentra en la mira por estos grandes conflictos de lucha contra el racismo, los crímenes por odio, la desigualdad, los derechos civiles, un país donde observamos en pleno siglo XXI la presión con los que no tiene una piel blanca.
“Lo que ocurre, sencillamente, es que estoy defendiendo a un negro;
se llama Tom Robinson. Vive en el pequeño campamento que hay más allá
del vertedero de la ciudad. Es miembro de la misma iglesia a la que asiste
Calpurnia, y ésta conoce bien a su familia. Asegura que son personas de
conducta intachable. Scout, tú aún no eres lo bastante mayor para entender
ciertas cosas, pero en la ciudad se ha hablado mucho, y en tono airado, de
que yo no debería poner tanto interés en defender a este hombre”
Son tiempos muy contemporáneos que estamos viviendo o esto pareciera, porque se muestra que en estos momentos de “pensamiento civilizado” no debería suceder estos hechos violentos, observamos que la historia es cíclica y no lineal, existe un retroceder de ciertos conflictos que sucedieron en décadas pasadas. La literatura y sociedad van conjuntamente entrelazadas son el espejo del acontecer mundano. Sí, existe una estrecha interrelación entre la sociedad y la literatura, déjeme enfatizar amable lector; la obra literaria compone una cartografía de temas ideológicos que prevalecen en sus tiempos y aconteceres de orden social, racial. La ideología se instituye y se personifica a partir de las representaciones en lo que expresamos y creemos se enlaza con las estructuras con las relaciones de dominio en la sociedad en la cual se convive.
Termino ávidos lectores, las referencias últimas en la obra literaria se atañen a las diversas ideas referente a la naturaleza humana y social, el poder; las exégesis del pasado están hoy en éste presente, sobre este presente del siglo XXI los aspectos no son nada halagadores y las influencias futuras que tienen un fijo asidero sociocultural.