SIEMPRE NUESTROS OJOS
GUILLERMO ALMADA
Que divino misterio
es tu presencia
en oleajes,
que viene y que se va,
para mostrarme
que nada debe
soñarse eterno.
Y ya ves, sin embargo,
mi pequeña almita
busca las cuencas
de tus manos
para reposar sus sueños.
Y me recibís así,
con esa inmensidad
de océano,
a mí, que vengo
trayendo la forma
de los ríos,
para desembocar en vos
y en la dimensión
exacta de tu cuerpo.
Hoy quiero irme
de tu mano
hasta lo ilógico,
antes de que empiecen
a sentirse las batallas
en el cuerpo,
las viejas cicatrices,
los vestigios del tiempo.
Quiero volar con vos
por todas las mañanas
que tus besos me dieron,
perfumadas de tus cosas,
llenas de los sabores
de todos nuestros sueños.
Todo va a resumirse
cuando sean nuestros ojos
los que se hablen,
como se hablan
siempre nuestros ojos,
en silencio…