Editorial

Pagan para que te mueras

Por: Pablo Hiriart

Mientras ómicron apunta a que la lucha contra la pandemia será más larga y más difícil de lo imaginado, el trumpismo puso en marcha una batería de mecanismos legales, administrativos, políticos y mediáticos, para que más gente muera de COVID y frenar la marcha de la economía de Estados Unidos.

Igual que un sector de la oposición mexicana en sexenios anteriores, los republicanos han volcado sus esfuerzos en boicotear el trabajo de la administración Biden en todos los frentes.

Sólo si le va mal a Estados Unidos les irá bien a ellos, especialmente a su líder.

La misión es socavar los esfuerzos del presidente Biden, tendientes a la vacunación general contra el COVID, a fin de que la pandemia permanezca y culpar de ello, y sus consecuencias, a la Casa Blanca encabezada por un demócrata.

Nadie lo dijo más claro que el representante republicano por Florida, Rick Scott, al señalar que las malas condiciones económicas del próximo año, derivadas de la persistencia de la pandemia, son “una mina de oro” para su partido de cara a las elecciones intermedias de noviembre.

Los estados (republicanos) de Florida, Iowa, Kansas y Tennessee realizaron ajustes drásticos a las reglas del seguro por desempleo, a fin de que, quienes sean despedidos o renuncien a su trabajo por negarse a recibir la vacuna, obtengan los beneficios del seguro.

Se trata de un aliciente homicida: no aceptes vacunarte, renuncias y garantizamos tu pago a través del seguro.

En Tennessee, el gobernador (republicano) Bill Lee rechazó el exhorto presidencial a estimular con un pago de 100 dólares para que se vacunen quienes no lo han hecho.

“No es papel del gobierno incentivar financieramente las vacunas”, respondió el gobernador Lee.

Al mismo tiempo, su gobierno llegó a la cifra de 500 mil dólares pagados en estos dos años para apoyar a los agricultores a que vacunen a su ganado.

Para que los rancheros vacunen a sus vacas, medio millón de dólares. Ni un dólar y cero centavos para promover que se vacunen los seres humanos.

En Iowa, la mayoría republicana en el Congreso estatal votó una nueva ley que obliga a los empleadores a renunciar a poner requisitos de vacunación a los empleados que piensan que ésta puede ser dañina para la salud, sin necesidad de aportar ninguna prueba.

Algo similar acaba de hacer el Congreso del estado de Kansas.

Más drástica fue la medida que aprobó el Congreso de Florida: una ley que multa con 10 mil dólares a los empleadores que no accedan a exentar de vacunas a los trabajadores que así lo soliciten, por el motivo que sea.

Todas estas medidas que tienden a prolongar los estragos de la pandemia, causan muertes. Es verificable con facilidad.

Antes de las vacunas, Nueva York tenía el doble de muertos per cápita que Florida, por COVID.

Ahora es Florida la que tiene más muertes per cápita que Nueva York, donde 90 por ciento de la población está vacunada.

Por cierto, esta semana en Nueva York se han logrado cifras extraordinarias en algunos días: cero muertes por COVID.

Anteayer martes, un juez federal emitió una orden preliminar contra el mandato de vacunación obligatoria a los trabajadores de la salud.

El juez falló en favor de la solicitud del fiscal general (republicano) del estado de Luisiana, Jeff Landry, con lo que frenó la orden de vacuna a los empleados, voluntarios y contratistas de los servicios de salud que reciben fondos federales.

Otros 13 estados gobernados por republicanos ya han interpuesto demandas iguales contra ese mandato federal que debería entrar en vigor el lunes. Ya no se pudo. Lo frenaron.

El médico de Trump en la Casa Blanca, Ronny Jackson, ahora representante republicano por Texas, describió el programa de vacunación del presidente Biden como “marxista, socialista, comunista”.

Y en un tuit soltó la carga de su veneno:

“Ahí viene el MEV, la variante de las elecciones de mitad de periodo. NECESITAN una razón para impulsar votaciones por correo no solicitadas en todo el país. Los demócratas harán cualquier cosa para HACER TRAMPA durante la elección, ¡pero no lo vamos a permitir!”.

En otras palabras, la variante real detrás de ómicron es una necesidad de los demócratas para que haya mucho voto por correo en los comicios intermedios y ahí cometer fraude electoral.

Más muertes, mayores pérdidas económicas: una “mina de oro” para los republicanos en las elecciones del próximo año.

Así lo dicen ellos.

Y hasta pagan para que la gente no se vacune.

 

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