Editorial

Crónicas del Olvido – José León Tapia

Crónicas del Olvido

José León Tapia

LA HISTORIA DE UNA TRAGEDIA:

“EN EL PAÍS DE LA MEMORIA”

Alberto Hernández

1.-

La historia de un viaje hace esta saga, la de los Pulido. Es el viaje de un hombre desde sus orígenes, desde la península ibérica, desde el lugar más cercano a su acento familiar. El capítulo que abre esta aventura se revisa en otras páginas, en otros relatos, en otros periplos, en la imaginación de quien va haciendo el mundo que pisa a medida que lo nombra.

José León Tapia escribe En el país de la memoria. Entonces es la memoria de un país a través de un hombre que se ramifica en una tierra feraz, salvaje, inundada de ríos, leyendas y cuentos de camino: “Fantasías de hombres descabezados, amazonas bellísimas, pero de un solo seno en el pecho, seres que se alimentaban con el olor de las flores, huracanes arrasantes de selvas milenarias, indios caníbales antojados de carne blanca, guacamayas de lenguaje humano, ratas gigantescas nadadoras en las lagunas, cascadas donde el agua se hacía polvo cristalino, alturas inconmensurables de serranías eternas de nieve. Frío entumecedor en el Ande y fuego de sol en la llanura, un sol que parecía una fragua, al derretir la mente enloquecida de los hombres”.

Estas imágenes, las mismas que todos los españoles tenían entre ceja y ceja antes de salir de la península, se iban amontonando en las ansias de aventuras de quienes en este trabajo llevan por nombre Antonio Pulido León, “el joven oficial, casi un adolescente, de las tropas de su Majestad en la provincia andaluza”.

2.-

Venía del Guadalquivir y se convirtió en la cabeza visible de una familia que configuró el carácter de un venezolano radicado en Barinas. Traía toda una carga donde se fundían la pasión por toparse con la prosperidad, con aquella América que se comenzó a “hacer” con la espada y la cruz, con la vida y la muerte. Con la lengua y el silencio.

En esta larga crónica novelada de Tapia aparecen los personajes más relevantes de nuestra historia real, tanto que se hace imaginaria en la afiebrada imaginación del personaje que logra establecerse y hacer familia, inventar un espacio, un carácter, varias generaciones donde el ímpetu y el rencor definen la fuerza de un país cuya memoria se puede leer en los avatares de travesía de los Pulido, que más que varios libros es una fuerza vital hecha espíritu.

3.-

De aquel Antonio Pulido León, el lector se convierte en toda la descendencia: la que Simón Bolívar conoció e hizo parte de su empeño libertador. La que continuó su vida sobre la misma tierra de Barinas y se hizo dueño del barro, el polvo y las aguas, pero también de amores y odios. Es decir, estos Pulido representan los apellidos de aquellos que vinieron con las mismas ansias y consiguieron llegar a la última página de este libro. Después de ser marcados por el hierro de la historia, los alcanzó la miseria, la derrota. Es el relato, entonces, de los vencidos, como le gustaba decir a José León tapia de sus personajes favoritos.

Aquí nos quedan las últimas imágenes de esta obra: “Después llegó la muerte y Maporal fue vendido, inexorablemente, a los señores del dinero, cada vez más poderosos, sin que hubiera igualdad y hombres libres, por lo cual se había luchado tanto. Era, otra vez, el destino ineluctable, quién sabe hasta cuándo. Recientemente, uno de sus familiares empobrecidos le maneja el automóvil a un extranjero, comprador de su heredad con todo y su mito”.

He allí entonces la historia reducida de una tragedia. He allí entonces la derrota de los que estuvieron al lado de los guerreros y bandoleros. Convertidos en peones luego de haber sido dueños de hato, aquellos venezolanos se sumergieron en las calles, veredas y caminos de un país cada día más hundido en la confusión y el fracaso.

Estamos frente a la metáfora de un país que no termina de salir de aquella fantasía inicial, de aquellas imágenes homéricas, vertebradas por la fiebre y la ambición.

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