Editorial

LA INCULTURA DE LA CORRUPCIÓN – Peter Alexander Ustinov

LA INCULTURA DE LA CORRUPCIÓN

 El dinero corrompe, sobre todo a aquellos que no lo tienen.

Peter Alexander Ustinov

                                                                                                  Gloria Chávez Vásquez

En China, como en otras partes del mundo, los empresarios sobornan con frecuencia a los jefes del partido y del gobierno a cambio de favores o beneficios. El acceso al dinero incluye sobornos a poderosos funcionarios del partido para acceder a privilegios, como financiamiento barato, concesiones de tierras, derechos de monopolio, contratos de adquisición y exenciones fiscales.

Naturalmente, la corrupción en China no es muy diferente a la de otros países. El peligro radica en su creciente interés en tierras y recursos naturales de países menos desarrollados y su activa inversión en tierras de continentes como Latinoamérica y África donde prácticas igualmente corruptas son una oportunidad predadora para el PCC chino en su apetito por el poder totalitario.

Un reporte reciente, comisionado por el Congreso norteamericano titulado «Riqueza y actividades corruptas del liderazgo del Partido Comunista Chino», revela la naturaleza de la corrupción en la nación asiática y la manera como los funcionarios y sus familias acumulan riqueza gracias a sus posiciones y conexiones en el PCC.

De acuerdo con la investigación, liderada por David O. Shullman, actual jefe del Departamento Nacional de Inteligencia de EE.UU. los esfuerzos del gobierno chino para eliminar las prácticas corruptas de su país, no son suficientes porque se reducen a imponer una dudosa disciplina política y la supuesta pureza ideológica (purgas) para mantener el control del partido y ocultar así, la desenfrenada delincuencia financiera.

Sobornos y “regalos”

El historial de corrupción en China revela que hasta un 65% de los funcionarios gubernamentales reciben sobornos o “regalos” de empresas y naciones del mundo y que las principales familias del gobierno comunista utilizan empresas extranjeras para ocultar grandes sumas de dinero.

En la década del 2010, El New York Times y Bloomberg News rindieron un informe sobre la riqueza oculta del entonces primer ministro Wen Jiabao provocando el acoso del gobierno chino a sus reporteros. En 2012, el resultado de la investigación periodística indicaba que las familias de Wen y del presidente entrante, Xi Jinping, estaban «acumulando una enorme riqueza». En ese entonces, Wen controlaba por lo menos 2.700 millones de dólares a través de su madre, esposa, hijo y hermanos.

El Wall Street Journal por su parte descubrió que el tío de Xi, Ming Chai, naturalizado en Australia, estaba siendo investigado por sus lazos con el crimen organizado, lavado de dinero, y operaciones influenciadas por China. Chai, cuyo nombre verdadero es Qi Ruixin, es el hermano menor de Qi Xin, la madre de Xi. El New York Times corroboró que Qi y su yerno, primeros inversores en una poderosa empresa inmobiliaria habían obtenido ganancias de $240 millones. El susodicho informe dice que la riqueza oculta de Xi es de 1.000 millones de dólares repartidos entre familiares, incluida su esposa, Peng Liyuan, y su hija, Xi Mingze. La mayoría de los activos son propiedad de la hermana mayor de Xi, Qi Qiaoqiao, su esposo, Deng Jiagui, y su hija, Zhang Yannan.

Los papeles de Panamá

En 2016 los periódicos estadounidenses descubrieron la filtración de más de 11 millones de registros legales y financieros del Partido Comunista Chino conocidos como Los Papeles de Panamá. La colección de documentos cifrados, describían el uso de paraísos fiscales, contabilidad extraterritorial y empresas fantasmas de entre muchos otros, multimillonarios del gobierno chino.

Una investigación llevada a cabo en 2019 reveló también, que funcionarios del Deutsche Bank de Alemania promovieron intereses comerciales en China a través de costosos regalos a altos líderes del Partido Comunista, contratando a familiares e invirtiendo en los negocios de los líderes. Entre los vinculados a esa corrupción se encuentran el exsecretario general del PCC, Jiang Zemin, presidente y líder del partido chino (1989–2002); Wang Qishan, miembro del Comité Permanente del Politburó (2012–2017) y el ex primer ministro Wen Jiabao.

En junio de 2024, el Servicio de Investigación del Congreso adelantó evidencias al Washington Times de que el presidente chino Xi Jinping había acumulado una riqueza multimillonaria gracias a inversiones en minerales y tierras raras así como en la industria tecnológica.

Corrupción y purgas

Según el Reporte Shullman, resulta difícil determinar los niveles exactos de corrupción entre los altos líderes chinos ya que “la corrupción es generalizada». Esa corrupción tiene raíces profundas en el sistema político y en un concepto equivocado de pertenencia centrado en el PCC, la carencia de controles independientes sobre los funcionarios públicos y a muy poca o ninguna transparencia.

Cinco millones de funcionarios han sido acusados de corrupción por el PCC en la ultima década. Aun así, la campaña anticorrupción dirigida por el presidente Xi no ha tenido éxito.

Después de los informes de corrupción de alto nivel en el partido, China bloqueó la fuente de información, en un intento por frustrar a los investigadores internacionales. Pero aun así salieron a relucir evidencias actualizadas de que la familia de Xi retiene millones en intereses comerciales e inversiones financieras.

La corrupción entre los miembros del Comité Central del Partido Comunista, incluye a funcionarios que supervisan diversas carteras y proyectos, entre otros Chen Gang, ex funcionario del partido de ciencia y tecnología que aceptó más de 18 millones de dólares en sobornos.

En abril pasado, el director del Departamento de Supervisión Tecnológica de la Comisión Reguladora de Valores de China (CRSC), Yao Qian se vio envuelto en un escándalo de corrupción relacionado con el proyecto de moneda digital del Banco Central de China. También se descubrió que oficiales de alto rango del Ejército Popular de Liberación lucraban ilegalmente con la llamada cultura de pago por ascenso.

Las destituciones por corrupción de altos líderes militares chinos incluyen al ministro de Defensa (2023), general Li Shangfu, y su predecesor, junto con el comandante y por lo menos nueve funcionarios actuales y anteriores de la Fuerza de Cohetes del EPL. El año pasado, fue expulsado por corrupción, el almirante Miao Hua, director del Departamento de Trabajo Político de la Comisión Militar Central y funcionario a cargo de la lealtad política dentro de las fuerzas armadas de China.

«Tanto Li como Miao fueron acusados de violaciones a la disciplina del partido, –dice el reporte– y ambos eran considerados protegidos de Xi, lo que demuestra la seriedad de las preocupaciones del PCC con respecto a la lealtad y la efectividad, particularmente dentro del EPL, y el alcance del enfoque del régimen hacia la corrupción».

Xi se ha enfocado en la corrupción y la disidencia en las fuerzas armadas, diciendo que «los cañones de las armas siempre deben estar en manos de aquellos que son leales y confiables al Partido». Como presidente, además, de la Comisión Militar Central, teme que la corrupción generalizada en el ejército disminuya la capacidad de combate del Ejército Popular de Liberación, necesarias en la preparación de un posible futuro en Taiwán.

El PCC no exige a sus funcionarios que revelen públicamente sus activos. Los controles de los medios de comunicación del PCC y la RPC garantizan que cualquier informe no autorizado por el Estado o cualquier discusión sobre la riqueza y la corrupción de los principales líderes o sus familiares nunca lleguen a los medios de comunicación.

A pesar de las presiones por parte de la embajada China en Washington para que no se publicara, el informe salió a la luz el pasado jueves.

 

Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos

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