NORMAN ROCKWELL: LA ARMONIA RACIAL EN EL ARTE
GLORIA CHÁVEZ VÁSQUEZ
La visión de la vida que comunico en mis pinturas excluye lo feo y lo sórdido. Yo pinto la vida como me gustaría que fuera.
― Norman Rockwell
Invitado a escribir sobre un artista tradicional en su país, en el Epoch Times, el pintor norteamericano Eric Bess escogió a Norman Rockwell por su dedicación a la armonía social a través de sus pinturas. Rockwell fue uno de los primeros artistas que pintó otras razas en sus cuadros e ilustró asuntos de interés, incluyendo la lucha por los derechos civiles y la pobreza. Más de 300 de sus ilustraciones aparecieron en las portadas del Saturday Evening Post donde trabajó por 47 años y luego en Look Magazine los últimos 25 de su vida. En 1977 recibió la más alta condecoración otorgada a un ciudadano en Estados Unidos, La Medalla de la Libertad. En 2008, Massachusetts lo designó en forma póstuma, como el artista oficial del estado. Su mural La regla de Oro, adorna una pared en el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York. La venta más reciente de una de sus obras, alcanzó una cifra cercana a los 47 millones de dólares.
Eric Bess elogia la habilidad de Rockwell para practicar el respeto a la vida y a la gente que ilustra en las escenas de sus pinturas. Su vida entera se basó en escuchar la opinión ajena sin querer imponer la suya. Bess que es de la raza negra, pero cuya piel es lo suficiente clara como para cuestionarse si es de uno u otro color, anota que a través del colorido armónico de la obra de Rockwell primero, y luego en la búsqueda de los suyos después, aprendió a aceptar que el color de la piel no era importante.
Norman Perceval Rockwell (1894-1978) pintor e ilustrador prolífico nacido en Nueva York, era gran aficionado a las culturas. Uno de sus intereses era la comparación de las religiones. En ellas descubrió un mismo lema en distintas palabras: “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”, originalmente una frase de Confucio. En inglés es interpretada como “Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti”. En palabras de Jesús: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Abigail Rockwell, compositora y cantante de jazz, nieta de Norman, contó durante una entrevista en homenaje a su abuelo, que este había crecido en un ambiente de fanatismo religioso y por tanto en su vida adulta, aunque era muy espiritual, no practicaba la religión episcopal, que era la suya.
Rockwell retrató la vida en forma de imágenes icónicas diarias con un toque de ingenuidad y humor que cautivó al público y es por eso que su estilo es considerado oficialmente Americana. Entre 1920 y 1950 era el modelo de los artistas gráficos que usaban el realismo para ilustrar libros, revistas y arte comercial. Aparte de un talento innato y la herencia genética de un abuelo inglés que también era pintor, Norman se formó como ilustrador en The New York School of Art y The Art Students League bajo la tutela de dos grandes maestros: Thomas Fogarty y George Bridgman. Todavía adolescente fue contratado como director de arte en la revista de los Boys Scouts of America, Boys’Life y así comenzó su carrera como ilustrador independiente. Poco después montaba su estudio en New Rochelle, NY con el caricaturista Clyde Forsythe y producía trabajos para la revistas Life, Literary Digest y Country Gentleman. Pero no es sino hasta los 22 años que pinta su primera portada para lo que él consideraba la Más grande vitrina de América: The Saturday Evening Post. Su carrera alcanzó pico en las décadas de los 30 y 40. Para entonces se había divorciado y contraído nuevo matrimonio. Con su nueva esposa, una maestra, tuvo tres hijos. Eventualmente la familia se relocalizó en Arlington, Vermont.
Durante la segunda guerra e inspirado por el discurso al congreso del presidente Franklin D. Roosevelt, Rockwell pintó The Four Freedoms (Las Cuatro Libertades) las cuales fueron reproducidas en cuatro números consecutivos del Saturday Evening Post (SEP) con ensayos de escritores contemporáneos. Los trabajos iniciaron una gira en exhibición patrocinada por el Post y el Departamento del Tesoro y con la venta de bonos recaudó más de 130 millones de dólares. Después de semejante éxito, vino la perdida. En 1943 un fuego destruyó su estudio en Arlington, así como numerosas pinturas y su colección de parafernalia histórica. Diez años más tarde se traslaría a Stockbridge, Massachussetts donde Mary Barstow, su esposa, moriría de un infarto. En colaboración con su hijo Thomas, escribió su autobiografía “Mis aventuras como Ilustrador”, publicada en 1960. El SEP publicó fragmentos del bestseller en ocho números consecutivos, ilustrados con el triple autorretrato en la primera revista. El artista contrajo nuevas nupcias en 1961 y dos años después renunciaba al SEP para trabajar en Look Magazine.
Rockwell murió en Stockbridge el 8 de noviembre de 1978 a los 84 años dejando custodia de sus trabajos y su estudio a The Old Corner House Stockbridge Historical Society, que luego se llamaría Norman Rockwell Museum at Stockbridge. Considerado como uno de los grandes artistas estadounidenses, fue aparte un gran narrador pictórico. Sus pinturas capturaron no solo los triunfos y fracasos del hombre común sino que con su arte contribuyó a la armonía racial tan necesaria en todos los tiempos. Su legado sigue tan vivo y popular como cuando dio el primer chispazo de su luz al mundo.